Como sabemos, la etapa de crecimiento es sumamente importante en el desarrollo. A partir de los dos años, el niño puede dormir en su cama dejando la cuna, para ser más libre en sus movimientos.
Hoy quiero hablarte sobre la cama Montessori, que se caracteriza por ser una cama baja, como si fuera un colchón en el suelo, como la cama casita o también un modelo similar es la cama apilable.
Este tipo de camas permite que el niño salga de ella sin caerse como sucedería si saliera de una cama que en cambio está colocada a cierta altura, también le permite no quedarse tras las rejas, ni trepar para salir y luego caer al suelo.
¿Cuándo los bebés pueden dormir solos?
No hay una edad adecuada para que esto suceda: cada niño tiene necesidades específicas; es necesario reconocerlas para poder responder con puntualidad y veracidad.
Al comienzo de la vida, el deseo de tener al bebé cerca a la hora de acostarse suele ser un instinto natural que experimentan muchos padres (incluso los bebés tienen el deseo de dormir cerca de sus padres) y no existe una única forma de responder a esta necesidad. Algunas familias optan por una cuna o cuna en la misma habitación que los padres, otras por una cuna que actúa como una extensión de la cama, otras aún como colecho.
Nunca hay mejor solución, lo que hay que perseguir es el bienestar de toda la familia: será lo justo lo que hará que los pequeños e incluso los adultos se sientan serenos.
En algún momento de su desarrollo (6 meses, un año, 2 años o incluso más) los niños comenzarán a desear la independencia, un espacio propio, pero como aún no tienen la capacidad de expresar esta necesidad con palabras, lo harán.
¿Cuáles son las ventajas de las camas Montessori?
Los pedagogos recomiendan que el niño tenga a su disposición y pueda reconocer su cama ya desde los primeros meses, aunque no se quede ahí toda la noche, pero de esta forma podrá incentivar el proceso de independencia para descansos diurnos o vespertinos.
¿Por qué elegir una cama Montessori?
Porque la cama Montessori favorece la autonomía del niño: están colocadas a escasos centímetros del suelo, por lo que le garantizarán al niño la máxima libertad de movimiento para subir y bajar; la ausencia de rejas le permitirá tener una vista y, si así lo desea, podrá acudir solo y en total tranquilidad a sus padres, sin tener que llorar y hacer rabietas para llamar su atención.
Quedarse dormido será más fácil y además el padre podrá permanecer junto al niño, lo que permitirá un contacto más importante que si la cama tuviera barrotes.
Al elegir las camas Montessori, a medida que el niño vaya creciendo, colaborará con entusiasmo en el cuidado de su entorno, será más fácil hacerle emprender la actividad de hacer la cama por la mañana después de despertar, lo educarás para responsabilidad, así como autonomía.
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